La Generación Silenciosa, nacida aproximadamente entre 1928 y 1945, se caracterizó por su discreción, conformidad y enfoque en valores tradicionales. En contraste, la generación Z, nacidos a partir de mediados de la década de 1990 hasta mediados del 2010, se destaca por su fluidez tecnológica, activismo social y búsqueda de la autenticidad en un mundo digitalmente conectado.
La Generación Silenciosa experimentó una época de posguerra marcada por la estabilidad económica y social, lo que influyó en su mentalidad conservadora y su apego a las instituciones establecidas. En contraposición, la generación Z creció en un entorno de rápida evolución tecnológica y diversidad cultural, lo que moldeó su visión del mundo como un lugar globalizado y en constante cambio.