Existe un debate sobre si el dinero tiene el poder de cambiar a las personas o no. Desde una perspectiva sociológica, el dinero se percibe como un recurso que puede influir significativamente en el comportamiento y la identidad de los individuos. A medida que las personas adquieren riqueza, se observa una tendencia hacia cambios en su forma de pensar, actuar y relacionarse con su entorno social y económico.
A menudo, se asocia la acumulación de riqueza con una mayor autoestima, confianza y sensación de seguridad. Sin embargo, también puede conducir a la codicia, la arrogancia y una desconexión de los valores éticos y morales. El dinero no solo proporciona acceso a bienes materiales, sino que también puede ejercer una influencia profunda en la percepción que las personas tienen de sí mismas y de los demás.