La violencia de pareja íntima (IPV) constituye uno de los problemas más graves de salud pública y de derechos humanos. Según la OMS, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja. Esta cifra refleja no solo una estadística, sino la profundidad del daño emocional, físico y social que deja la agresión en la vida de las víctimas.
Desde la psicología, la IPV se comprende como una forma extrema de control y dominación que deteriora la identidad, la autoestima y la autonomía de quien la padece. Las víctimas no solo enfrentan lesiones físicas, sino también consecuencias psicológicas duraderas: depresión, ansiedad, estrés postraumático y aislamiento social. Estos efectos alteran la percepción del yo, generando sentimientos de culpa, miedo y vergüenza que dificultan la búsqueda de ayuda.
En Colombia, los más de 72.000 casos registrados en 2023 evidencian la persistencia del problema, especialmente en contextos atravesados por desigualdad y conflicto. El impacto psicológico se amplifica en mujeres jóvenes, cuya vulnerabilidad emocional y dependencia afectiva pueden reforzar el ciclo de la violencia. En estos casos, la intervención psicológica temprana es esencial para romper patrones de abuso y promover la recuperación emocional.
La invisibilidad de la violencia emocional es uno de los mayores desafíos: no deja huellas físicas, pero destruye lentamente la confianza y el sentido de seguridad. Por ello, los profesionales de la salud mental desempeñan un papel clave en la detección y atención integral de las víctimas, ofreciendo espacios seguros y estrategias de empoderamiento.
Superar la violencia de pareja requiere un enfoque interdisciplinario que combine políticas públicas, educación emocional y atención psicológica accesible. Prevenir, detectar y acompañar son pilares fundamentales para transformar una cultura que aún normaliza el abuso. Solo a través del reconocimiento del daño psicológico y del fortalecimiento de la salud mental se podrá avanzar hacia relaciones basadas en el respeto, la equidad y la empatía.