Por: Jeimy Almanza
Cada 5 de noviembre se celebra el Día Internacional de las Personas Cuidadoras, una fecha para reconocer el trabajo y la entrega de quienes dedican su tiempo y energía al cuidado de otras personas, ya sea por enfermedad, discapacidad o edad avanzada.
En San Andrés, Providencia y Santa Catalina, esta labor tiene un valor aún más grande, porque muchas familias dependen del apoyo diario de cuidadores que, con paciencia y compromiso, garantizan bienestar y acompañamiento a quienes más lo necesitan. Ser cuidador no es una tarea fácil. Requiere empatía, responsabilidad y fortaleza emocional.
En las islas, donde las redes familiares son tan cercanas, esta labor suele recaer en madres, hijas o vecinos solidarios que se convierten en un apoyo esencial dentro de la comunidad. Sin embargo, también existen cuidadores profesionales que, con formación y vocación, brindan atención especializada y mejoran la calidad de vida de las personas en situación de dependencia. Reconocer su trabajo es fundamental.
Muchas veces los cuidadores enfrentan largas jornadas, desgaste físico y emocional, y pocos espacios de descanso o autocuidado. Por eso, es importante generar conciencia sobre la necesidad de apoyarlos y garantizarles condiciones dignas que les permitan seguir cumpliendo esta labor tan humana y necesaria.
En el archipiélago, ser cuidador es más que un oficio: es un acto de servicio, un compromiso con la vida y una muestra de solidaridad que fortalece los lazos que nos unen como comunidad.