Por: Jeimy Almanza
En San Andrés, donde la convivencia y la diversidad son parte esencial de la vida cotidiana, hablar de respeto y empatía en los entornos educativos es más que necesario. Los colegios no solo forman estudiantes, también construyen ciudadanía, y por eso es importante reflexionar sobre cómo prevenir y actuar frente a cualquier forma de violencia escolar.
La violencia y el acoso ya sean presenciales o en línea, afectan directamente el bienestar de niños y jóvenes, generando miedo, aislamiento y desconfianza. En tiempos donde la tecnología ocupa gran parte de la vida estudiantil, el ciberacoso se ha convertido en una preocupación creciente. Mensajes ofensivos, burlas o exclusiones en redes sociales son formas de agresión que pueden tener un impacto profundo en la salud mental de los estudiantes.
Desde las instituciones educativas de las islas, se viene trabajando para fortalecer espacios seguros, promover la escucha y fomentar valores como la tolerancia y la solidaridad. Docentes, familias y estudiantes cumplen un papel clave: cada gesto de respeto y cada palabra de apoyo pueden marcar una diferencia enorme.
Crear entornos donde los niños y jóvenes se sientan protegidos no depende solo de políticas o normas, sino de una cultura que valore la empatía por encima del juicio. En San Andrés, educar sin violencia es apostar por una generación más consciente, más unida y humana.