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¡Educar y criar en derechos humanos!

10 de diciembre de 2025

La Declaración Universal de los Derechos Humanos marcó un hito histórico al establecer principios que reconocen la dignidad intrínseca de todas las personas. Aunque no es un documento vinculante, su fuerza ética ha inspirado tratados y políticas globales que orientan la manera en que entendemos la vida, la libertad y la igualdad. Desde la psicología, los derechos humanos funcionan como marcos de seguridad emocional, pues garantizan condiciones mínimas para el bienestar y la convivencia pacífica.

Los derechos humanos —universales, inalienables e interdependientes— permiten que cada individuo se sienta protegido, valorado y capaz de desarrollarse de forma integral. El acceso a educación, salud, participación o protección frente a la violencia no solo son exigencias legales: son pilares psicológicos que fortalecen la autonomía, la autoestima y la capacidad de construir vínculos sanos.

Educar y criar en derechos humanos significa cultivar ambientes basados en el respeto, la escucha y el acompañamiento afectivo. La familia, como primer espacio emocional, enseña empatía, límites seguros y manejo de emociones. Cuando los niños crecen en entornos donde su voz es reconocida y su bienestar es prioridad, desarrollan mayor regulación emocional, sentido de pertenencia y habilidades para la convivencia.

La crianza positiva y el buen trato aportan herramientas esenciales: comprensión, normas claras, comunicación abierta y ausencia de violencia. Estas prácticas no promueven permisividad, sino un ejercicio sensible de la autoridad que cuida la dignidad infantil y favorece comportamientos saludables desde el bienestar emocional.

La escuela amplía esta formación al promover igualdad, pensamiento crítico y resolución pacífica de conflictos. En la comunidad, los derechos humanos se transforman en acciones colectivas: participación, apoyo a grupos vulnerables y creación de espacios libres de discriminación.

En Colombia —y especialmente en territorios como San Andrés— educar en derechos humanos implica también reconocer identidades culturales, proteger a la niñez, cerrar brechas sociales y enfrentar contextos de vulnerabilidad. Cuando las personas comprenden y ejercen sus derechos, fortalecen la cohesión social y la capacidad de resistir la violencia y la desigualdad.

Desde la psicología, formar en derechos humanos es formar ciudadanos más conscientes, empáticos y capaces de transformar su realidad para construir una sociedad más justa y humana.

En Familia | Orientación en Línea con la Dra. Julie Francis

Psicóloga titulada del Politécnico Grancolombiano, con formación en evaluación, diagnóstico e intervención psicológica, aplicados a diversos contextos como la salud mental, la educación y el ámbito organizacional; complementada con un Diplomado en Gestión del Talento Humano. Así mismo, posee habilidades en el manejo de herramientas terapéuticas y estrategias de apoyo para el bienestar emocional y mental. Profesional comprometida con el desarrollo personal y social, con enfoque en la ética y el respeto por la diversidad.