Las peleas entre hermanos pueden surgir por una variedad de razones, incluyendo la competencia por la atención de los padres, diferencias en la personalidad, y desacuerdos sobre la propiedad de objetos compartidos. Si bien es natural que los hermanos discutan, es importante que los padres comprendan cómo manejar estas situaciones de manera constructiva para fomentar relaciones saludables y un ambiente familiar armonioso.
Los padres deben establecer reglas claras y coherentes sobre el comportamiento aceptable y las formas adecuadas de resolver conflictos. Estas reglas deben ser comunicadas y aplicadas de manera consistente para evitar favoritismos y garantizar que los hijos comprendan las expectativas. Además, es importante que los padres actúen como mediadores imparciales, permitiendo que cada niño exprese su punto de vista y sentimientos antes de intervenir con soluciones o castigos.