Las leyendas y mitos de San Andrés Islas representan mucho más que simples relatos de miedo o entretenimiento. Desde una mirada psicológica, son expresiones colectivas del inconsciente cultural, donde se reflejan temores, valores y aprendizajes transmitidos de generación en generación. Cada historia cumple una función simbólica que orienta la conducta, fortalece la identidad y mantiene la cohesión social.
El Rolling Calf, con su imagen aterradora y su advertencia sobre los peligros de la noche, encarna el miedo ancestral a lo desconocido. Psicológicamente, este mito enseña prudencia y respeto por los límites naturales, ayudando a canalizar la ansiedad frente al peligro en una figura concreta. De modo similar, el Duppy, espíritu de los muertos, conecta con la necesidad humana de dar sentido a la muerte y a lo invisible, ofreciendo una forma de control emocional ante la pérdida o los sucesos inexplicables.
Mitos como Buoca o Booboo tienen una clara función educativa. Utilizados para fomentar el buen comportamiento infantil, reflejan el uso del miedo simbólico como herramienta de aprendizaje moral. En la infancia, estas narraciones estimulan la imaginación, desarrollan el autocontrol y refuerzan las normas sociales dentro del hogar y la comunidad.
Otras leyendas, como La Llorona o La Sirena Encantada, expresan emociones humanas universales: el dolor, la culpa, el deseo y la tentación. Desde la psicología, estos mitos permiten proyectar y procesar conflictos internos, al tiempo que enseñan a reconocer los límites entre lo real y lo fantástico.
Finalmente, relatos como el Árbol Sagrado o el Hombre Pez revelan una profunda conexión espiritual con la naturaleza. En ellos se refleja la búsqueda de equilibrio, sanación y trascendencia, mostrando cómo el entorno natural actúa como símbolo de protección y poder interior.
Así, los mitos y leyendas de San Andrés no solo preservan la memoria cultural de la isla, sino que cumplen una función psicológica esencial: enseñar, proteger y mantener viva la identidad emocional de su pueblo.