Por: Jeimy Almanza

Hoy, 22 de octubre, el país rinde homenaje a una de las profesiones más nobles y humanas: el trabajo social. En San Andrés, esta fecha tiene un significado especial, porque detrás de cada historia de superación, de cada familia que encuentra apoyo o de cada comunidad que vuelve a levantarse, hay un trabajador o trabajadora social impulsando el cambio.

El trabajo social no se trata solo de atender necesidades; es acompañar, escuchar y actuar con empatía. En las islas, estos profesionales son verdaderos puentes entre la esperanza y las soluciones, conectando a las personas con oportunidades, programas y recursos que mejoran su calidad de vida. Ya sea en hospitales, colegios, fundaciones o instituciones públicas, su labor deja huellas que muchas veces no se ven, pero siempre se sienten.

Su compromiso también fortalece el tejido social de nuestro archipiélago, promoviendo la justicia, la equidad y el respeto por la dignidad humana. Gracias a su gestión, muchas familias logran salir adelante, los jóvenes encuentran orientación y los adultos mayores reciben el acompañamiento que necesitan.

Hoy celebramos a quienes transforman realidades con cada palabra, cada visita y cada acción solidaria. En San Andrés, el trabajo social es más que una profesión: es una vocación de servicio que inspira, une y construye comunidad.