Por: Jeimy Almanza
La llegada de diciembre conlleva un tema que no puede pasarse por alto: el riesgo que representa el uso de pólvora. Aunque muchos la asocian con celebración, lo cierto es que su manipulación —incluso en pequeñas cantidades— puede dejar consecuencias graves que afectan a personas, animales y al entorno. El libreto recuerda el llamado del Ministerio de Salud y del INS a evitarla por completo, pues una chispa dura segundos, pero las lesiones pueden acompañar a alguien toda la vida.
Durante el programa, el funcionario de salud pública Daniel Cifuentes habló sobre el comportamiento de la isla en estas fechas. Explicó que diciembre es el mes más crítico, especialmente durante Navidad, Año Nuevo y el Día de Velitas, cuando se incrementan las quemaduras, intoxicaciones y emergencias. Señaló también que, aunque San Andrés ha tenido avances en regulación, los incidentes siguen ocurriendo cuando la pólvora cae en manos inexpertas o se adquiere en lugares no autorizados.
El programa también detalla los impactos más fuertes: quemaduras severas, amputaciones, daño ocular, pérdida auditiva, intoxicaciones y complicaciones respiratorias, sobre todo en niños y adultos mayores. Además, subraya un punto que muchas veces se ignora: el daño psicológico que causa el estruendo, especialmente en personas mayores, en la niñez y en quienes tienen trastornos sensoriales.
El efecto no se queda solo en los humanos. Para las mascotas y la fauna silvestre de las islas, la pólvora es una amenaza directa: provoca pánico, desorientación, taquicardia y huida; aves abandonan nidos, algunos animales mueren atropellados y otros sufren intoxicación por residuos que quedan en el suelo y el agua.
El mensaje del programa y del sector salud es claro: las celebraciones se disfrutan más cuando son seguras. No usar pólvora, reportar su venta ilegal, no permitir que menores se acerquen a ella y dejar su manipulación exclusivamente en manos de personal autorizado son acciones simples que pueden evitar tragedias.
San Andrés tiene suficiente brillo propio: su gente, su música, su cultura y su espíritu festivo. No hace falta arriesgar vidas para iluminar el cielo.