25 septiembre de 2025

En el marco de una nueva Mesa Territorial Agroclimática, agricultoras de San Andrés participaron en un taller práctico sobre técnicas sostenibles para el manejo de cultivos, enfocado en el uso de micorrizas, microorganismos benéficos para el desarrollo de las raíces. La actividad fue liderada por la FAO con el apoyo técnico de AgroSavia, como parte de una estrategia para fortalecer la seguridad alimentaria y la sostenibilidad agrícola en el archipiélago.

En este taller, las agricultoras aprendieron a multiplicar micorrizas utilizando plantas de maíz como medio de cultivo, con el propósito de aplicar esta técnica en sus propios sembrados. Estas prácticas permiten mejorar la absorción de nutrientes como el fósforo y aumentar la resistencia de las plantas a enfermedades en las raíces, optimizando la producción sin recurrir a químicos agresivos. La jornada no solo buscó brindar conocimientos, sino también la apropiación de tecnologías adaptadas al contexto insular.

El evento resaltó la importancia del aprendizaje práctico para las agricultoras locales, quienes encontraron en la actividad una oportunidad para aclarar dudas, intercambiar experiencias y adquirir herramientas que pueden aplicar directamente en sus parcelas. La interacción directa con expertos también permitió comprender mejor el comportamiento del suelo y las necesidades reales de sus cultivos.

Para las agricultoras, este tipo de espacios representa un impulso para mejorar sus prácticas agrícolas de manera sostenible. El fortalecimiento del conocimiento técnico se convierte en una vía para enfrentar los desafíos agroclimáticos en un territorio con condiciones particulares como San Andrés, donde el acceso a insumos y tecnologías suele ser limitado. Además, se promueve una agricultura más respetuosa con el medio ambiente, alineada con la vocación ecológica del archipiélago.

La actividad también permitió visibilizar el rol activo de las mujeres en la producción agrícola de la isla. Su participación en estas mesas es clave para avanzar hacia modelos de producción sostenibles y resilientes, en los que el conocimiento local y científico se articulen para enfrentar el cambio climático y garantizar una alimentación saludable para las comunidades.