09 de mayo de 2025
San Andrés avanza hacia una transformación turística que pone en el centro a su gente, su cultura y su territorio. Con una nueva iniciativa, se busca reorientar el modelo turístico para que sea más respetuoso, participativo y arraigado en las tradiciones del pueblo raizal.
El Ministerio de las Culturas llegó recientemente al archipiélago para socializar un proyecto donde se fomente el turismo cultural comunitario sostenible. La propuesta incluye la creación conjunta de una ruta turística basada en el patrimonio inmaterial de San Andrés, como la cocina tradicional, la historia oral y las prácticas culturales locales. En un taller participativo, cocineros, gestores culturales, dueños de posadas y líderes raizales compartieron saberes y propuestas para construir un modelo turístico distinto, que no dependa solo del sol y la playa.

Esta iniciativa surge en un contexto crítico. En 2024, San Andrés recibió más de un millón de turistas, un crecimiento del 15% en comparación con el año anterior. Si bien esta cifra ha impulsado la economía, también ha encendido las alarmas sobre los impactos negativos en la Reserva de Biosfera Seaflower, especialmente en términos de sobrepoblación, contaminación y presión sobre los recursos naturales. Organismos como Coralina advierten que la sostenibilidad del territorio está en riesgo si no se toman medidas urgentes.
El turismo cultural se presenta como una alternativa que no solo diversifica la oferta, sino que protege la identidad raizal y promueve un turismo con conciencia ecológica y social. Los actores locales que participaron en el proceso valoraron estos espacios como fundamentales para fortalecer los lazos comunitarios, visibilizar el conocimiento ancestral y generar nuevas oportunidades económicas desde lo propio.

El proyecto plantea un cambio de visión urgente y necesario, que el turismo en San Andrés deje una huella positiva no solo en las cifras, sino en la vida de su gente. Se busca enfocar el turismo como una herramienta para el desarrollo sostenible, que preserve la memoria viva del archipiélago y contribuya a la justicia territorial, cultural y económica en esta región insular del Caribe colombiano.