Los resultados arrojaron que la mayoría de los dispensadores cumplen con los requisitos exigidos y no representan riesgo para la salud. Sin embargo, se identificaron algunos casos en los que se presentaron incumplimientos. En estos puntos, la Secretaría aplicó medidas sanitarias como la suspensión temporal del servicio hasta que se realicen las mejoras necesarias.
Una vez corregidas las deficiencias, se lleva a cabo un nuevo monitoreo para comprobar que los dispensadores afectados ya cumplen con los parámetros requeridos. Este seguimiento constante permite mantener un control efectivo sobre la calidad del agua ofrecida a la comunidad.
A través de estas inspecciones, la administración departamental busca asegurar que el agua disponible para el uso doméstico sea segura y de buena calidad. El monitoreo riguroso y la aplicación de correctivos son claves para proteger la salud de los habitantes del archipiélago.