03 septiembre de 2025

Un total de 11 nidos de tortugas marinas han sido identificados en la playa Manzanillo, en la isla de Providencia, marcando un avance significativo en los esfuerzos de conservación que se adelantan en el archipiélago. De estos nidos, tres ya completaron su ciclo de incubación, permitiendo el nacimiento de 320 crías de tortuga cabezona (Caretta caretta), una especie considerada clave para el equilibrio marino.

El hallazgo refleja la efectividad de las acciones de protección y monitoreo realizadas en conjunto entre la comunidad local, organizaciones ambientales y autoridades competentes, quienes han trabajado de manera articulada para salvaguardar el ciclo reproductivo de esta especie amenazada. El compromiso comunitario ha sido fundamental para garantizar que los nidos permanezcan protegidos hasta la eclosión.

Las jornadas de vigilancia han contado con el apoyo de diferentes aliados estratégicos que, junto a Coralina, han logrado establecer mecanismos para el cuidado de las áreas donde se localizan los nidos. Estos espacios han sido demarcados y resguardados, evitando la intervención humana o animal que pueda poner en riesgo el proceso natural de nacimiento.

La importancia de estas acciones radica en que las tortugas marinas cumplen un rol esencial dentro del ecosistema marino, ayudando a mantener el equilibrio de los hábitats costeros y oceánicos. La conservación de cada nido representa no solo la protección de una especie en peligro, sino también la preservación del patrimonio natural del archipiélago, declarado Reserva de Biosfera por la UNESCO.

 

El nacimiento de más de 300 crías en esta temporada es una muestra de que la unión de esfuerzos comunitarios y técnicos sí ofrece resultados positivos. Sin embargo, los especialistas recuerdan que la supervivencia de las crías es baja y depende en gran medida de la reducción de amenazas como la contaminación, la pesca ilegal y la pérdida de hábitat. Las autoridades ambientales insisten en la importancia de que los residentes y turistas reporten los avistamientos de tortugas o nidos, para que se puedan activar los protocolos de protección. Cada aviso oportuno fortalece las acciones de conservación y multiplica las posibilidades de éxito en este proceso natural.